EDITORIAL VILANO: HA LLEGADO CARTA (ANTERIORES)
Y como si fuera poco, un magnífico trabajo realizado por la Biblioteca Nacional del Congreso en el que compara el texto de la Constitución vigente con aquél de la propuesta de la Convención Constitucional: VER ENLACE |
Educación y Neurociencia (Neuroeducación)
20 de julio de 2022
En el entendido y definido como educación formal: presentación sistemática de contenidos, ideas, hechos y técnicas de aprendizaje, frente a la curiosidad de aprender, últimamente se hace necesario utilizar diferentes estrategias a través de la experimentación sistemática para concluir en logros que prioricen las habilidades en el conocimiento. Pero ¿cuáles son las claves que hoy tenemos, ya en este siglo XXI, para entender cómo aprende nuestro cerebro y así aplicarlas eficazmente en la enseñanza?, bien, contamos con la educación emocional, que es imprescindible, la respuesta está en saber que nos aporta la neurociencia.
Pero ¿qué está aportando la neurociencia?, entre los aspectos más significativos tenemos la emoción.Así comprendemos cómo influyen las emociones en el proceso enseñanza-aprendizaje. |
En
la experiencia personal, junto a un programa innovador y atendiendo lo
anterior, ajustados a los aportes de la neurociencia, hemos desarrollado ya
hace una década atrás un giro en la entrega de Planes y Programas en el Liceo
Bicentenario Polivalente San Nicolás, Región de Ñuble.
Esto se traduce en dos ejes, el primero: las Agrupaciones Flexibles, en la cual de acuerdo a los logros de aprendizaje los alumnos y alumnas, de un mismo grado, van avanzando según su propio ritmo, lo cual pueden estar en un grado avanzado o intermedio, y de acuerdo a los resultados mes a mes pueden alternar de estado, sin producir frustraciones; la otra modalidad son las Aulas Abiertas, que en el caso de las Artes los y las estudiantes desarrollan habilidades por sobre los contenidos.
He
aquí que la neurociencia nos entrega uno de sus mayores beneficios, gestionar
las emociones, descubrir como el cerebro aprende y cuál es el camino que como
docentes debemos tomar. Aplicar el juego en el aula, actividades grupales y
todo lo que lleve a colocar al alumno en el centro del aprendizaje, que
“experimenten”, que aprendan “haciendo”, son la clave del éxito y el aporte de
la neurociencia. Conseguir que los alumnos sean activos en su aprendizaje se consigue en gran medida a través de las metodologías activas.
Reinaldo Aliaga Molina
Docente, Liceo Bicentenario Polivalente San Nicolás, Ñuble
Es un buen tipo mi viejo. Que anda solo y
esperando. Tiene la tristeza larga, De
tanto venir andando
Viejo, mi querido viejo
El Día del Padre, es una celebración que no se marca en el calendario con la misma fecha en todo el mundo. En España, por ejemplo, se celebra el 19 de marzo, día en que se recuerda a San José, padre putativo de Jesús. San José de Nazaret es el patrono de la Iglesia Universal, de las familias y los padres, de las mujeres embarazadas, de los viajeros, los inmigrantes, los artesanos y los trabajadores. Tiene dos fiestas en su honor (el Día del Padre y el Día del Trabajador) y decenas de lugares sagrados y ciudades nombradas como él para ensalzar su imagen, y de quien la dimensión que más conocemos es su condición de Padre terrenal, incondicional, que no pregunta y educa desde el amor, sin cuestionar esa curiosa paternidad que le tocó asumir. Una cuestión de pura Fe.
Hasta ahora lo tradicional era que la figura paterna se limitaba a ser el
proveedor de los medios económicos para la subsistencia de los hijos y representaba
la autoridad que imponía el orden y aplicaba los castigos en caso de portarse
mal la criatura. Cuántos de nosotros crecimos con eso de “ya lo se enterará tu
papá y te pondrá en regla”.
Hace unos días, reflexionando sobre este tema, busqué algo de literatura al
respecto y encontré varios artículos muy interesantes que demuestran que un
padre implicado más allá de lo meramente económico, es decir, un padre que
juega, conversa, mima, que se aplica en los cuidados cotidianos de los hijos
(alimentar, asear, tareas escolares, etc.), es un ser humano que crece en lo
afectivo y permite al hijo/hija lo mismo. Ya lo decía la Unicef en el 2011
(hace apenas una década) que “la presencia cálida de un papá participativo en
la crianza de sus hijos e hijas desde las primeras etapas, pronto se reflejará
en bebés y niños más felices y saludables.” Y más interesante aún, hace de ese
ser humano adulto un ser más completo porque es capaz de empatizar con esa
criatura en formación.
Le pregunté a un amigo que crió solo a sus tres hijos varones tras
separarse de la madre de los niños, qué tal le había resultado eso de tener el
rol de “padre-madre”. Su respuesta me dio luces de para donde va la evolución de
este rol. Me dijo que él sólo fue padre,
porque es imposible ejercer algo que no
eres, pero que sí es posible crecer en habilidades blandas que tradicionalmente
se dan por obvias en las madres. Tratándose
de un chico rudo, siempre me ha llamado la atención el modo masculino no tradicional
con que maneja su relación filial y la bonita relación que tiene con sus tres
hijos.
Pregunté a padres de mi generación, y en general, habían dado un paso más
allá del mero rol de proveedores, pero sentían que les había faltado conectarse
más con sus emociones sin tanto miedo a parecer sin autoridad.
Ni hablar de las generaciones que hoy tiene alrededor de 30 a 35 años (porque
el inicio de la paternidad también se ha desplazado etariamente). Se trata de
papás para quienes la relación con los hijos e hijas es una amalgama perfecta como
proveedor de bienes materiales pero siempre con afecto protector, entendiendo
que las necesidades tanto materiales
como afectivas de la criatura van unidas.
No cabe ninguna duda que una imagen paterna cercana es una buena base para una adultez plena.
Este año algunas de mi amigas y algunas conocidas han perdido a sus padres.
Su dolor ha sido enorme. La partida final, la única que tenemos por cierta,
nunca nos agrada pero si hemos tenido la suerte de tener desde niños y luego como adultos una relación con nuestro padre, su
recuerdo aún en la ausencia puede ser un cobijo.
Yo tengo la fortuna de contar con mi papá hasta el día de hoy. Y cuando
digo contar es que realmente puedo recurrir a él a pesar de sus años. Con una
opinión o algún favor del día. Somos vecinos hace 30 y tantos años. Nos separa una
reja con una puerta que nos permite transitar libremente entre nuestros
jardines. No me imagino su ausencia y por eso le “saco el jugo” a su presencia
respetando sus tiempos. Él me ha enseñado cuestiones importantes como la
lealtad y el jugarse la vida en la palabra empeñada. Porque podrá haber circunstancias
que te obliguen a cambiar tus decisiones o acuerdos, pero antes debes
entregarlo todo intentando ser fiel a ti mismo y tus compromisos. Como dice el verso de Piero: "Es un buen tipo mi viejo".
Que tengan un amoroso día del Padre. Los de sangre, los prestados, los putativos, los padrastros.
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“Mi mamá me mima, mi mamá me ama”
“Madrecita
mía, madrecita tierna, déjame decirte, dulzuras
extremas”
(Gabriela Mistral)
“Escribe algo bonito” me dicen. ¿Puedo después
de esta cita preciosa de la Mistral, que
antiguamente recitábamos?
Advierto que esta columna está lejos en intención de
entregar una imagen ñoña y almibarada de
la maternidad, a propósito del Día de la Madre. Pero me cuesta salirme de ese
verso y, al mismo tiempo, no reflexionar acerca de la complejidad que es ser mamá
en la actualidad.
¿Es el amor materno un instinto, un regalo, un
don, un estado alterado de la conciencia debido a la oxitocina que segrega
nuestro cuerpo al momento de parir? ¿O no es necesario parir para experimentar
ese amor?
Dicen que el amor de madre es infinito e
incondicional.
Por estos días, se replantean las muchas maneras
de expresar el amor maternal hacia los hijos. Se cuestiona el modelo clásico de maternidad
que implica el sacrificio y la anulación personal en pos de una maternidad
ejercida los 365 días del año, las 24 horas de cada día. Pero es innegable que en
todo acto de amor, materno o no, existe alguna perdida del yo en favor de
quienes cuidas con genuino afecto e incondicionalidad. ¿No es acaso una suerte de amor materno el que
prodigan cientos de mujeres al cuidado de sus viejos, sus vecinos, sus sobrinos
o algún amigo enfermo? De quién aprendemos ese amor, es de la figura materna, cualquiera
que sea quien haya cumplido dicho rol en nuestras vidas.
Un dilema que aún no logramos solventar del todo las
mamás contemporáneas es cómo conciliar maternidad y desarrollo profesional. Si bien hoy en día la sociedad estimula que
cumplamos ambos roles, y ojalá ambos bien, ello ha traído aparejado, por un
lado, la satisfacción de ejercer nuestras vocaciones, pero por otro, la culpa,
por la falta de tiempo que otorgamos a nuestros hijos. Como sociedad, nos falta mucho que aprender
aún sobre corresponsabilidad parental. Y ni hablar de la carga que significa
para el aproximadamente 70% de mujeres que en Chile son jefas de hogar, porque
padre hay, pero ausente.
Si tuviera que elegir una imagen para el amor de madre, la del océano me parece perfecta. No sabes dónde empieza ni dónde termina. |
Pero mamá sigue allí. Pendiente de ti, repitiendo mil veces una
palabra para que la aprendas, cantando y arrullando tu sueño, velando el buen
dormir, jugando, consolando rasmillones de tanto jugar a la pelota (esas son
las fáciles) o, intentando aliviar desilusiones amorosas (esas son más
complejas), respondiendo los primeros cuestionamientos vitales (menuda tarea), cuidando
que comas bien, aprendas la lección o cuidando de tu salud.
Las complicidades madre - hijos, van creciendo con
el tiempo y pareciera que una también crece con ellos. No sólo en kilos y
canas. Los hijos también te enseñan algo sobre las claves de las nuevas
generaciones.
Por eso, la felicidad de verlos enteros y volar,
es, al menos para mí, la mejor parte de la maternidad. Saber soltar a ese ser
humano que creció, observando como mudó sus plumas para emprender su propio
vuelo, es un premio a la entrega que hacemos como madres. Es un desgarro amoroso, que se mitiga porque
ellos saben que tú sigues allí.
Ver crecer a un hijo es un regalo. Quizás por eso
somos nosotras las que agradecemos la fortuna de haber parido.
Pero cuando pienso en el amor de las madres
adoptivas, sospecho que su amor es de una categoría superlativa.
O cuando pienso en el amor y dedicación de las
educadoras, desde la etapa de párvulos a la compleja adolescencia. O en el amor
de las tías, las mejores cómplices. Confirmo entonces, que no hay “un solo tipo”
de amor de madre.
Al reflexionar sobre las madres, obviamente pienso
con particular afecto en la mía. Pero también recuerdo a mis abuelas, a mis tías,
a algunas profesoras del colegio. Incluso pienso en mi hermana mayor, en cuanto
su condición de madre de sus hijos y un poco de los míos, cuando ha sido menester.
Nuestra Gabriela Mistral, quizás la Madre de Chile con mayúsculas, escribió esa belleza de obra Desolación (1922), en la que dedica poemas a las madres. |
Juan Miguel nació en Barcelona el 1 de abril del
año 1925. Tras ser entregado a su tía, Yin Yin acompañó a la poetisa en todos
sus viajes. La consideraba su madre, y ella a él, su hijo. Pero la alegría de
su compañía no duró demasiado tiempo. El
14 de agosto de 1943, a los 17 años de edad, su querido Yin Yin, se suicidó, dejando
una pequeña nota: "Querida mamá, creo que mejor hago en abandonar las
cosas como están. No he sabido vencer. Espero que en otro mundo exista más
felicidad".
Mistral escribiría sobre este dolor inconmensurable
como cualquier madre haría ante tamaña pérdida: "Nadie podrá entender mi
espanto de hallarme a mi Yin Yin agonizando de arsénico. Nada, nada me había
preparado para este golpazo. Y nada hubiera podido prepararme" (Mistral
Gabriela, Cuaderno de Petrópolis (1941-1945), p. 213).
En esa misma intensa década de los 40, la soprano
chilena Teresa Orrego Salas, embarazada de su primer hijo, le leía a su marido,
el artista rumano André Racz, “Desolación”.
Racz, fascinado con el texto, contactó a Mistral en
1949, para solicitar que le escribiera un prólogo para su catálogo de grabados
“Madre e hijo”. Mistral aceptó gustosa, iniciándose una prolífica amistad
creativa y colaborativa, que más tarde dio vida al libro “Poema de las Madres”,
(1950). Se trata de un compilado de 65 dibujos de Racz sobre este viaje a la maternidad
y una serie de poemas de las madres desagregados de la edición de Desolación de
1922. Este texto fue publicado por la Editorial del Pacífico con un estudio
crítico del español Antonio Romera.
Hoy podemos acceder a esta joya plástico-literaria
gratuitamente, gracias a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM)
y la Biblioteca Nacional Digital, que con motivo de la conmemoración de los 70
años de la obtención del Premio Nobel de Literatura de la poeta chilena, dispuso
para todos nosotros esta primera reedición digital de los “Poemas de las
madres” de Gabriela Mistral.
Les dejo acá el enlace, deseándoles disfruten este
domingo, en el abrazo tibio a sus mamás o con su recuerdo amoroso. Les invito a
leerlo, o quizás compartirlo con sus madres.
http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0070059.pdf
P.D.: Conozco otra versión más reciente de Poema
de las Madres, de una editorial pequeñita, Quilombo, que prometo mostrarles en
unos días más y regalar un par de ellos. ¡Estén atentos comunidad tatrextina!
“El regalo de un
libro, además de obsequio, es un delicado elogio". Anónimo.
El 23 de abril de 1926, fue fijado por la UNESCO como el día Internacional del Libro para conmemorar la muerte de dos representantes de las letras universales, como son William Shakespeare y Miguel de Cervantes, quienes fallecieron coincidentemente el 23 de abril de 1616 (aunque algunos estudiosos dicen que éste último, habría fallecido un 22 de abril). El objetivo de la UNESCO fue “rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural”.
Miguel de Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega
Quienes me inculcaron el amor por la lectura, de libros y cuanta revista para niños existía allá por los 70 y los 80, como la revista Mampato, fueron mis padres. Porque leían mucho. Era habitual verlos con todo tipo de textos: novelas, cuentos, historia, medicina, un par de bibliotecas adquiridas en cuotas, y cuanta cosa cayera en sus manos y fuese posible comprar. Recuerdo claramente a mi mamá devorando con igual devoción a la inglesa Agatha Christie en “Asesinato en el Orient Express” que al ruso Anton Chéjov, en “La Dama y el Perrito y otros cuentos”, autor a quien por estos días, la representación de una de sus obras fue “cancelada” en Chile, debido a la guerra entre Ucrania y Rusia, una medida aberrante si consideramos la talla de este escritor ruso. Este hecho me trae a la memoria la cantidad de veces que en la Historia de la Humanidad, por ignorancia, miedo, deseo de control o el mero afán de aniquilar la cultura de los otros, se han quemado cientos de textos valiosos, privándonos de un conocimiento vital para el desarrollo de la cultura. En ese sentido, nobleza obliga reconocer la indispensable labor las y los bibliotecarias (os) en esos templos llenos de gemas de papel y tinta que ordenan, clasifican y guardan con celo amoroso lo que les es dado preservar y, al mismo tiempo, promover y recomendar.
Se ha confirmado en las últimas décadas, la importancia que tiene el estímulo precoz de la lectura en las niñas y niños. Hoy se habla incluso de la lectura de la “primera infancia”, que empezaría desde los 0 años, e incluso antes, desde el vientre materno. Me explicaba hace unos días una amiga editora, la importancia de la “lectura” de libros que sólo contienen imágenes. En un mundo lleno de estímulos visuales, un libro, objeto táctil por antonomasia, que contenga sólo ilustraciones, es un estímulo a la imaginación y a la capacidad creativa para la redacción y narración en un pequeño. Es una ventana que se abre para el inicio de una relación amorosa y curiosa con el libro.
La pandemia impidió que muchos niños aprendieran a leer y escribir con fluidez, sobre todo a aquellos que les tocó cursar 1ro y 2do básico. En este sentido quisiera destacar la labor de Fundación LetraLibre que reclutó a cientos de voluntarios para que apoyaran a niños de diferentes escuelas en su proceso lecto-escritor. Fui parte de esa experiencia y puedo contarles un par de anécdotas que refleja lo gratificante que puede ser para un niño afirmar su habilidad lecto-escritora: mi pequeño amigo, a punta de más de cien cuentos, poemas, trabalenguas, adivinanzas y juegos que intercambiamos en nuestra hora diaria de lectura, afianzó esas ganas de leer y comprender. Le puso texto a una mini historia que encontramos sólo con los dibujos. Y hace pocos días, me contó que estaba feliz porque descubrió, al volver a clases presenciales, que en su nuevo colegio, ¡hay una Biblioteca ! ¡y que puede acceder a muchos libros y llevarlos a su casa! ¡Qué magnífico momento! Su familia, ha sido y es un puntal maravilloso en este proceso. El encuentro de un niño con la lectura es mágico. La primera vez que escuché leer a mis hijos, pequeñas historias escritas e ilustradas por ellos mismos, es un recuerdo que me emociona y atesoro. Un suspiro profundo lleno de esperanza.
Hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto con la lectura de un libro. Tanto que volvieron las ganas de sumergirme entre puntos y comas con fruición. Se trata de El Infinito en un Junco. |
Este libro me parece muy interesante porque es una manera de que la gente tenga acceso a los libros que le gustaban, porque Borges -según sus palabras- decía que su obra no era para tanto. Él disfrutaba leyendo a otros autores y ese placer lo quería transmitir a otros lectores para que se iniciaran en ese amor por los libros. Borges, además, era una gran re-lector de escritores, entre sus favoritos, Cervantes.
Hoy día, con acceso a internet, no hay excusa para no leer. Hay cientos de iniciativas públicas y privadas que buscan fomentar la lectura, como Bibliometro (www.bibliometro.cl ), EducarChile (www.educarchile.cl) o Fundación ChileLee (www.fundacionchilelee.cl) o La Biblioteca Digital Pública (www.bpdigital.cl ), desde donde puedes descargar muchos libros gratis. Marcelo Simonetti, (@simonettister) escritor y divulgador, ha promovido la lectura y la escritura en las cárceles a través de la Fundación Itaca. Y recientemente lanzó una refrescante iniciativa en las redes sociales, @ComunidadLeoLover (con quienes formamos alianza como FundacionTatrexto), una estupenda idea que busca promover la lectura de clásicos entre niños y adolescentes a través de comics activos.
Hasta Spotify, una plataforma auditiva se presta para acceder a
“lecturas”. Además, hay cientos
de librerías de libros usados, donde encontramos ediciones antiguas que son verdaderas
joyas de la creación literaria. Por eso, por más tentador que sea, es mejor no comprar
“libros pirata”. Nosotros como Fundación Tatrexto, también tenemos el fomento
lector como norte con nuestras iniciativas. ¡Tanto talento a disposición de
todos para el goce lector!
“La cultura hace al hombre algo más que un
accidente del universo”
André Malraux (1901-1976) Novelista y político
francés
Poco a poco, vamos volviendo a la “normalidad” o a una nueva normalidad post pandémica con una maleta llena de aprendizajes, dolores, nuevas certezas y también nuevas preguntas.
Muchos de
nosotros tuvimos la suerte de vivirla “cómodamente”, trabajando desde nuestras
casas. Otros tantos sostuvieron no sin sacrificio lo cotidiano: los
supermercados, las farmacias, el transporte público, ni hablar de los hospitales.
Y otros
tantos quedaron en el camino: el mundo de la Cultura que tuvo que reinventarse
como nunca. Apelar a su capacidad creativa respondiendo a la necesidad de
sobrevivir al tiempo que atendían las necesidades de otros, pero de un modo
desconocido hasta entonces. En el camino perdimos a notables expositores del
canto, el teatro, la música. Nos queda
el consuelo de su paso generoso desplegado en sus talentos.
Para
muchos, significó dejar el escenario de una obra de teatro y hacer delivery de verduras. Dejar los
conciertos en vivo para emprender un mini negocio de frutos secos. Y en medio
de la incertidumbre, descubrir que había otros talentos ocultos que podían
explorar y mostrar. Y también otras formas de llegar a un público que estaba
obligado a aislarse.
Sin duda
que algo que nos dejó la pandemia fue descubrir que, si no nos adaptamos,
morimos un poco en vida. Que si no nos atrevemos a explorar nuevas formas de
acceder a bienes, hacer nuestro trabajo o disfrutar del ocio, nos apagamos y que,
si no nos apoyamos unos a otros, todo se va al garete.
Pero la
sed de contacto con otros, esa necesidad tan humana de convivir, compartir, co-
crear, de ser comunidad, es siempre mucho más fuerte. Necesidad que es también común
a todo el resto de los mortales que no somos del ámbito de la cultura, pero que
disfrutamos con ella, al constatar que si no fuera justamente porque existe en
sus diversas manifestaciones, habríamos enloquecido encerrados. ¿Se acuerdan de
esos conciertos espontáneos desde los balcones de los departamentos? Más de un
aria, la recitación de un poema, una pequeña obra de teatro en dos metros
cuadrados, nos dejaban felices, admirados a muchos porque espantaban los temores
por un momento que nos embargaban por esos días, en un hechizo colectivo.
Y te
quedabas esperando la nueva intervención sorpresa, un regalo exquisito y
amoroso.
En este sentido, cito un estudio de agosto del 2020, de la Universidad de Chile, que señala lúcidamente: “La pandemia del Covid-19 ha visibilizado al arte y cultura como herramientas de bienestar que cumplen un rol fundamental dentro del contexto que vivimos actualmente”.
Es imperativo,
entonces promover ahora aquellas acciones que permitan que el mundo de Cultura
crezca, se fortalezca y llegue a más personas.
Todos
podemos colaborar desde nuestra dimensión de espectador.
Lo que tomará
mucha más fuerza, será la necesidad de contar con políticas públicas
comprometidas en la creatividad, que no abandonen el quehacer cultural en la
adversidad y, que al mismo tiempo, promuevan su recuperación, en especial,
ahora que empezamos con ilusión a volver a las calles, al teatro, al cine, a
los conciertos, al ballet, a las lecturas compartidas.
Junto con
lo que parece este nuevo despertar tras una pandemia que aparenta ir en
retroceso, en Chile tenemos un nuevo Presidente de la República, joven, cuya
lectura del mundo puede traer aires frescos para los que ya nos acercamos al
tiempo del júbilo y nos cuesta más entenderlo, que se ha comprometido con la
actividad cultural.
Es de
esperar que otras “necesidades” y urgencias no le quiten presupuesto a un
sector del quehacer humano que nos permite respirar de otra manera, convivir de
otra manera, evocar de otra manera, y por qué no, crecer y sanar.
¡Vamos al teatro!
¡Vamos al cine!
¡Vamos a la Biblioteca a escuchar cuentos!
¡Vamos a un concierto o a un recital!
Hagamos que nuestra vida sea más que un accidente del universo.
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